martes, agosto 29, 2006

Finada

¿Dónde irán tus alas flageladas,
sino arriba, aferrándose de cada
soga que el gran juego les regala?

Por los sueños respirabas,
y cumplirlos anhelabas.
En recuerdos hoy naufragas,

y es tu pecho un hoyo negro,
con la sangre como arena,
sólo un grito en el desierto.

Nada muere, solo cambia;
hoy un gato, luego un pato,
luego humano y ya caminas.

Toda brasa un día culmina.
Ya en la ausencia de caricias
las perdices son ficticias.

miércoles, agosto 23, 2006

Eterna

Siempre era para siempre.
El pasado nos añora,
el presente nos ignora
lo corriente se resiente.

Qué irrisoria que es la vida.
Sin más miedos ni tropiezos,
sin más ciegos tan traviesos,
pareciera una utopía.

Cuando crees haber llegado,
liberado de las dudas,
respondidas las preguntas,
caes al suelo, lacerado.

¿Qué es la vida entonces?
¿Un conjunto de ilusiones?
¿Sucesión de situaciones?
¿Popurrí de insensateces?

No lo sé, y me importa nada,
ya que nunca me han vencido,
pues la lucha se ha perdido,
cuando ha sido abandonada.

lunes, agosto 21, 2006

Recuerda

Perder mis dedos en tu pelo
era como acariciar el cielo.

Respirar tu aliento
como si el aire no existiera.
Decirte "mi amor"
como si el mundo se extinguiera.

Recordar tu mirada en la mía,
tu alma abrazando a la mía.

Tus ojos, los míos
placeres impíos.
Que triste la suerte
perderte, mi muerte.

Recuerda...

domingo, agosto 13, 2006

Designio

El destino, pródigo dueño de guadañas humeantes, en tu ruta me ha cruzado. Así pues, gozaré de la divina antropofagia que me impulsa a disfrutar del suave néctar de tus montes. Tu boca abierta será templo del sacro licor que mis entrañas le confieran. Redime tu perfidia embebiéndola en la candorosa bendición que ahora saboreas...


Parte I:

Temeroso es tu semblante
como perro maltratado, expectante.

Tus golpes son devueltos con creces
pues toda deuda genera intereses.

¡Son mi dicha tus lamentos!
Comienzas a retorcerte,
yo comienzo a poseerte.

Dulce ira, cuán sabrosa tu mirada
resignada cual ventana empañada,
sumisa, ante la tormenta desatada.

Me alimentan tus berridos
pues la gula es mi pecado.
Entregado al vicio que apremia,
la naturaleza observa, incierta.

Derrumbada tu divina entrada,
zambullido en tu caverna inexplorada.
Hasta que en un alarido montada,
finalmente el alma se te escapa.


Parte II:

¡Arriba, cuadrúpedo infértil,
húmeda excreción humana!

Cesa ya tu voluntad desvalida.
Acepta, pues, así tu nueva vida.

La entrega se ha efectuado.
Divino menester del destino
finalmente consumado.

En lágrimas sangra el alma,
como en gran torrente bermellón
tu cuerpo, a borbotones, imitador.

A mi antojo hoy te he usado,
y con jolgorio desterrado
las brazadas de virtud
que en un ataúd han claudicado.

Es inútil luchar,
tu ardiente sangre así lo afirma.
Ya no hay vuelta atrás,
pues tu alma ahora es mía.

viernes, agosto 11, 2006

XII

Sirena letal:
Con tu voz mi naufragio
haz de hechizar.

Oscura mujer:
En tu veneno labial
he de perecer.

Faro sin niebla:
Mi camino incierto
hoy tu guiarás.

Incienso floral:
Al aroma sepulcral
hoy desterrarás.

sábado, agosto 05, 2006

Manifiesto

Manifiesto de la literatura Hágalo-usté-mismo (pt. I):

Dejar la pedantería de lado. Enorgullecerse de lo leído, oído, visto y vivido, pues lo creado no es más que un mero residuo de ello. Usar la literatura, así como cualquier otro vehículo-arte, como excusa para desnudar el alma, para así poder luego tomar la debida distancia y apreciarla en todo su esplendor. Mirarla, analizarla, desmenuzarla, destriparla e incluso lacerarla si se quiere, pues sus derrotas o glorias no serán más que un espejo de las dichas, desdichas y demás conflictos internos del autor. Usarla no solo como instrumento catártico sino como método de autocrítica y autosuperación. No se trata de «escribir mejor»; se trata de vivir mejor, y que las letras creadas permitan al alma reflejarlo sin temores.

jueves, agosto 03, 2006

Letargo

.universo este de
desterrados ser deberían
círculos loS


Buenos días, pero no contesta. Adrián no (te) contesta. Le hacés muecas, lo mirás, le gritás, pero sigue igual de abstraído que siempre. Y él pensará «De nuevo Flavio, tan él... tan simio, tan gordo-exhibicionista-en-musculosa-blanca como siempre, puteando a los gritos contra los tres vientos (¿no eran cuatro?) y, de seguro, a algún cuarto (ah, sí, cuatro) por ahí dando vueltas como D'Artagnán con sus tres mosqueteros, y ¡viva el rey, merde! Decí que el "agravado por el vínculo" retumba en mi cabeza y me impide bailar a gusto sobre su cráneo inerte, que si no te juro que no lo pienso dos veces...» pero no podés saberlo, Flavio querido, porque no lo estaba diciendo. Lo estaba pensando, y sólo podrías saberlo si lo hubiera estado diciendo, pero no lo estaba diciendo porque sólo lo estaba pensando y (Las ideas son libres, pues así fueron originalmente recibidas. Si son devoradas por almas propensas al sufrimiento, ¿acaso esa imprudencia ajena me convierte a mí en sádico?). Dicen que en la vida la única constante es el cambio. Hay algunos más bruscos que otros, pero nunca dejás de cambiar. ¡Ni muerto, fijate! se te empieza a caer la piel, te pudrís y ¡puf! sos un esqueleto como los de Hitchcock. Y hablando de muertos y espantos, tres bifes, la cara roja y ahora sí, buenos días Adrián.

– ¿Cómo anda mi bella durmiente? No me digás que otra vez Laura...

– «Que otra vez Laura». – Adrián, más allá que acá. – No me jodás.

– Vos no me jodás, te falta sopa para estar así por eso. Mirate, sos un trapo de piso. No podés intentar encontrar eso que llamás amor (o Laura) sin haberte encontrado antes a vos mismo, y mirá que estás lejos. Ni hablar de Laura (o amor). ¿Por qué no empezás por ese algo que andás buscando desde que eras un frijol? Sí, es jodido porque siempre va cambiando. Ayer era un algo diferente del algo de hoy, que a su vez va a ser un algo distinto al algo de mañana, y así sucesivamente. Montones de algos, algüismos, alguías y algüedades que se amontonan y apilan formando un algo enormemente infinito como la paradoja misma. Ahora agarrá ese algo (infinito, como dijimos) y multiplicalo por el algo (también infinito) que sos vos, y decime cuanto da. Dale, rápido, 10, 9, 8, no pienses mucho, 4, 3, 2... ¿Ves que sos un boludo? Dale, volvé a dormir. Mañana hablamos, o pasado, o nunca. Es lo mismo, no vas a cambiar. Puta, che, que baranda a vino berreta que tenés, hermano.

Recapitulemos. Adrián, amigo. No; Adrián, conocido, compañero de cuarto... borracho. De nuevo; Adrián, borracho, vago. Adrián, borracho, vago de mierda. Y si «vago de mierda» y «comediante de Tetra-Brik» (también de mierda), entonces «Adrián» (de mierda igual, ¿por qué no?). Tantos años sobre este mundo y todavía te maravillás ante las bondades de la filosofía moderna. Che, que lija. ¿Qué habrá en la heladera?

Nada, para variar. Terminamos desayunando tele, para variar. Videoclips, para variar. Hace cuánto que no veías algo a color por esos pagos. Nadie mejor que Cyndi, porque Madonna es más blanco y negro que brillantina, pero un Boy George hubiera sido bueno, aunque quizás demasiado rosado, y nunca te agradó del todo ese color. Más que nada porque así son las relaciones antes de tornarse marrón-caca-verdoso y apestar como el agüita de nuestros paseos peregrinos por un Buenos Aires pomposo y portuario como el de la semana pasada. ¿Pero desde cuándo vos pensás en esas cosas?

Piensa cierto no-muerto: Laurita, Laurita. Si el pendejo este supiera que la copulación... Flavio pendejo y puto, reputo. Si vos supieras que la salvaje e in(...)sulsa co(...)pula(...)ción de la que me hablás. (...)Mi amor, que me hablás de (...)que te quiero para(...) porque te quiero, pero no para(...) «Para desgracia de tus cavilaciones, no nací con esa infame y desabrida inclinación. La naturaleza me ha dotado de la sensibilidad para abrir y compartir mi alma, así como también mis placeres y perversiones, con aquellos a quienes considero dignos de mi más profundo afecto.» No hay caso Adriancito, la resaca (mala, mala, nena mala) te volvió a ahogar los aires de poeta frustrado.

Cindy (pero otra, sin glamour) insiste en que el teléfono está behind the couch. 911 en pantalla y Jimmy Pop bailando con Carmen. Rubias en estéreo, como no podía ser de otra forma si queremos que Jimmy siga siendo Pop, mientras vemos cameos diversos de Bloodhound Gang gozando de la buena vida. Pero Carmen, sedienta de Jimmy, quiere bailar con él y los músicos sobran, porque el que tiene onda siempre es el cantante, fijate que Luismi, y Ricky... ¿dónde está la banda? no hay banda, no hace falta. Who needs bands when you've got computers? Hacele caso a Carmen y al carajo con los demás, que Jimmy baila bien y el sombrero de la rubia duplicada combina con su camisa violeta tan masculina. Entonces Carmen le baila a uno, después a otro, pasito por acá, por alla, los distrae a base de nalgas, chau freno de mano en el cochecito rojo y no más nalgas que mirar sin ojos que las miren. Siguiente toma, la pileta hecha fiambrería. Nice, though. Jimmy sigue cantándole a su nombre mientras Carmen, champagne en la fiambrería, y algún electrodoméstico nunca sobra en el agüita. Solved, no más banda... ahora a por Jimmy, pero cagaste Carmen porque el niño Pop terminó siendo...

– Che, Adrián, ¿conocés algún eufemismo para «marica»?

– Si, «Flavio». Dejame dormir, pelotudo.

(...entonces terminé bailando con Carmen Electra...)

Filosofía de nuevo. Adrián, cortamambo lingüístico; puto, reputo y cortamambo. Flavio, según Adrián, también puto y reputo, pero pendejo a falta de cortamambo; y a falta de borracho, gordo-exhibicionista-y-todo-lo-demás (y agrandame el combo con un «de mierda», por favor). Pero uno piensa que el otro, y el otro piensa que uno... hijos de puta, tendría que matarlos a los dos de una vez por todas. Mantra, mantra, mantra… Nunca es tarde hasta que realmente lo es. Nunca es tarde hasta que realmente lo es. Nunca es tarde hasta que realmente lo es. La repetición es la base de la aceptación sin cavilación. Reprogramación.

Adrián, querido, qué mamúa, por Dios. Sí, Dios. ¿Tanto te cuesta? «Fuera lo que fuese, si Dios existió en algún momento, no fue más que en las mentes y corazones humanos, víctimas de un inquisidor despecho pueril que los obligaba a rendir culto a un creador omnipotente. Quizá una suerte de Edipo agudo que no halló saciedad en una figura materna tangible…» Che, pero que loco que sos borracho. ¿Eso lo dijiste en voz alta? ¿Por qué te mira el puto-de-Flavio?

– Che, Adrián.

– ¿Qué te pica?

– Nunca es tarde hasta que realmente lo es.

– ¿Volviste al pegamento, enfermo?

Lo del pegote es una excusa. ¿Te das cuenta? Te está mirando. Adrián te está mirando. Se hace el dormido, pero te está mirando. Piensa que sos puto, reputo, y te está mirando, y está esperando que te duermas, por eso te está mirando. Te mira porque cree que sos puto y reputo. Y vos sabés que el puto reputo acá es él, así como también sabés lo que sale de puto más puto, matemática pura. Y si encima reputo ni te cuento. Pero vos no putás ni reputás, eso es sabido. ¿Qué pasó con esa costumbre de parar taxis con la mano derecha erguida y orgullosa de sangre aria? ¿Te pensaste que Laura…? ¿Por qué te pensás que nunca la conociste, Laurito? Puto y reputo y recontraputo. Sí, puto y caño… dale que va, linda mezcla. En el armario, debajo de las camisas. El resto en la mesita de luz.

Se levantó. Toad on the road rima como puto en el baño... (bueno, no rima). Agarrá el caño (ahora sí rima). Rápido, las balas al bala. Este es de esos momentos en que si lo pensás mucho no lo hacés. Determinación. Arma cargada, manos listas, ojos rojos. Todo-listo-pibe, apurate. Entrás al baño. Lo ves, ahí está, te mira, lo mirás. Uno, dos disparos, ¡Tres, cuatro, cinco! ¡Mierda! ¿Qué le hiciste al espejo? Dejate de joder y hacelo de una vez por todas, no seas cagón. ¿Todas esas noches en vela fueron pura literatura mental? ¿Qué hacés, inconciente? Sacame el arma de la cabeza. ¡No seas boludo!

¡Pum!

“Epílogo” o “Fragmento prescindible”


¿Y los vecinos? Con ese ruido la policía ya debe estar a mitá-camino. ¿Quién les explica que el disparo, que los gritos, que tus monólogos...? Siempre tan vivo vos (vaya ironía). Ahora que estás muerto, ¿quién me ayuda a esconder mi cadáver?