sábado, septiembre 02, 2006

Incógnita

¿Cuántas veces te has enamorado (sí, enamorado),
de las tenues pintas blancas, en el cielo, menguando
al crepúsculo; y tú solo, desde el suelo contemplando
a ellas lejos, que entre nubes se confunden, desfilando,

siendo toda escolta esa vieja amiga, confidente,
la odalisca humeante entre tus labios serpenteando,
al compás de balses (por tus dedos trazados) danzando,
esperando, escuchando, pues de ti ella no disiente,

mientras la noche se hace día, ése punto donde el sol
con modorra incipiente alumbra imponente, elevándose
sin moros insolentes que osen ofenderlo enfrentándose

a sus alas ardientes, a su sacro y luminoso festín;
abrazando tus ojos ya rendidos ante su eterno candor

atenuando las penumbras de tu alma sin amor, por fin?

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