lunes, octubre 09, 2006

Ego...

Mmmmm... ¿resumen del día? Aprendiendo el moralmente desdeñable oficio de vivir por y para mí mismo. Despreciable, ¿no? Bien, sí, quizás. Lo acepto, puedo ser despreciable e, incluso, hijo de puta. Pero no viene al caso en este momento.

Nunca fui de esas personas que te dicen "no me cuentes el final" cuando se enteran que fuiste al cine; siempre me gustó disfrutar lo del medio... siempre tiene otro gustito el centro. La vida es igual: el principio y el final ya los conocés de memoria, lo ves a cada rato en la calle, en la vieja loca de en frente (que por suerte se murió, porque ya se había puesto pesada con los gritos), en tu casa, en Crónica, en fin. Nacés para morir, y no podés hacer nada para evitar ni una cosa ni la otra. Lo único realmente tangible y, por ende, apreciable es lo del medio. Entonces, ¿tiene sentido desperdiciar el lapso que media entre el principio y el fin de la vida? A fin de cuentas, la única persona que te acompaña incondicional durante todos y cada uno de tus días sos vos, y nada más que vos. ¿Tiene algo de malo mimarse a uno mismo? ¿es malo acaso priorizar la felicidad propia por sobre la ajena?

Simplemente, no.

Me dijeron que pensando así me iba a quedar solo. Probablemente tengan toda la razón, pero desgraciadamente (y sepan disculpar mis arranques de idiotez) sigo sin entender cuál sería el problema. Será que la gente tiene tanto ruido en su cabeza que se siente incómoda disfrutando del silencio propio, quizás. O quizás yo sea un misántropo incurable y tenga que aprender a vivir con eso (dentro de una cueva y comiendo ratas, por supuesto).

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